Nuestra Historia

Hace más de veinte años, cuando el Valle de Anisacate era un rincón sereno escondido entre montañas y arroyos, nació nuestro sueño familiar. En aquel entonces, el valle no era todavía el destino turístico que es hoy: era un lugar simple, lleno de calma, donde el tiempo parecía detenerse y la naturaleza lo envolvía todo.

Con el deseo de compartir esa paz con otros, levantamos nuestras primeras cabañas con esfuerzo, cariño y mucha ilusión. Queríamos crear un espacio donde cada visitante pudiera descansar, reconectarse con la naturaleza y disfrutar de lo esencial: la tranquilidad, el aire puro y el calor de hogar.

Con el paso de los años, el valle fue creciendo, y nosotros crecimos junto a él. Llegaron las familias, las escapadas, los nuevos caminos y las amistades que se fueron tejiendo con cada temporada. Hoy, seguimos caminando este mismo sendero con el orgullo de ser una empresa familiar atendida por sus propios dueños, que mantiene vivo el espíritu con el que todo comenzó.

En este lugar, donde hace más de veinte años vimos crecer a nuestros hijos y hoy vemos crecer a nuestros nietos, queremos compartir con cada huésped esa misma sensación: la de vivir el valle con calma, con raíces y con corazón.

Porque más que un alojamiento, nuestras cabañas son un hogar donde la naturaleza, la familia y las historias se entrelazan.
Y cada persona que nos visita pasa a formar parte de esta historia que seguimos escribiendo día a día, aquí, en nuestro querido Valle de Anisacate.